jueves, 18 de julio de 2013

Una inmersión en la historia de la apicultura

Bernat Lliteras lleva más de 40 años recopilando material histórico que conforma el actual museo de la miel de Llubí. ep Córcoles Bernat Lliteras es un caballero que vive en el mundo de las abejas. Su pasión es tal que lleva años recopilando todo lo que encuentra para crear una colección que recoge elementos de la apicultura del pasado y del presente. Se le nota el hablar cansado cuando se refiere a su pasión. No es de extrañar pues, como casi todos los grandes apasionados a la investigación, se encuentra prácticamente solo y luchando con sus propios recursos. Hace unos años el Ayuntamiento de Llubí le ofreció la oportunidad de congregar su vasta colección en el antiguo molino den Suau.
Desde entonces el histórico edificio acoge un museo dedicado exclusivamente a la apicultura. Lliteras está orgulloso de haber podido preservar conocimientos, útiles, máquinas, vestidos, herramientas y un gran número de objetos relacionados con el mundo de las abejas. Su museo es digno de ser preservado, así lo revelan muchas dedicatorias de relevados personajes del mundo de la ciencia que han quedado plasmadas en el libro de visitas del lugar. 
Sin embargo, Lliteras precisaría de mayor implicación por parte de alguna entidad o institución pues en la actualidad para que alguien pueda visitar el museo debe desplazarse el mismo desde Artà o Palma, lugares de residencia suyos, y a horas concertadas. La visita es gratuita y el conservador no percibe ni salario ni ayuda económica para ello. Agradecimiento "Estoy agradecido al Ayuntamiento de Llubí por el apoyo que me ha dado estos años. Gracias a él todo este material está en un lugar digno. 
Yo seguiré abriendo el museo y ofreciendo visitas a la gente interesada mientras pueda, pero como decía el prestigioso locutor de radio José Maria García: es gracias a mi gran equipo compuesto por un servidor de ustedes y yo mismo", bromea. La visita al museo dura casi dos horas y eso que el espacio no es excesivamente grande pero son tantos los conocimientos de la historia de la apicultura de Lliteras que dos horas pasan en un suspiro. 
El antiguo molino atesora colmenas de muy diferentes estilos y procedencias. Desde troncos vaciados de África a las típicas de barro o caña que se hacían servir en Mallorca. Lliteras habla con un especial brillo en los ojos mientras explica particularidades de la apicultura. Gesticula con deleite cuando cuenta como se prensaba antiguamente la cera y la miel por las noches "en una velada en las casas igual que se hacía para pelar almendras o partir albaricoques". 
Conseguir la gran cantidad de objetos que posee no ha sido fácil porque como cuenta: "O la gente los ha tirado o los tiene en alta estima. El trabajo es convencerles de que estarán mejor en el museo".

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